Participación de los alumnos del Ciclo Formativo de Dietética en el Proyecto del invernadero
Como sabéis, en nuestro centro se ha implantado el Ciclo Formativo
de Grado Superior de Dietética. En el módulo de Alimentación Equilibrada que
imparto, le propuse a mis alumnos participar en este proyecto del invernadero
aportando artículos que ellos elaborarían relacionados con el agua y a su vez
con los contenidos que vamos viendo durante el curso en el módulo y también
algunas curiosidades. Un ejemplo es el siguiente trabajo relacionado con el
tema impartido de "Los procesos bioquímicos fundamentales de los
principales nutrientes" donde aprendemos que: la cantidad de agua es
diferente en función del tejido que se trate, cómo se distribuye en el cuerpo
en los distintos compartimentos corporales, su metabolismo que, como leeremos
en el artículo, al no necesitar ser digerida, simplemente se absorbe en el
intestino y los mecanismos que utiliza el organismo para mantener un equilibrio
hídrico. Espero que os guste, un saludo, Laura.
"ABSORCIÓN DEL AGUA EN EL
CUERPO HUMANO"
El agua es absorbida principalmente por el intestino delgado, se
distribuye en el cuerpo tras ser ingerida y aparece en la sangre tan solo 5
minutos después de su absorción, entra en el sistema vascular, va a los espacios
intersticiales y es transportada a cada célula y absorbida por el tracto
gastrointestinal. Se desecha por la orina que excretan los riñones (entre 500ml
hasta varios litros de orina al día). Alrededor de 750ml de agua se pierden
también cada día por evaporación, a través de la piel y los pulmones. La
sudoración intensa, tal como sucede durante el ejercicio vigoroso o en los
climas cálidos, puede aumentar notablemente el volumen perdido en la
evaporación. Normalmente, se pierde poca agua por el aparato digestivo; sin
embargo, puede perderse una cantidad igual o superior a 4 litros al día por
vómitos prolongados o por una diarrea intensa.
Cuando el
consumo de agua compensa la cantidad perdida, el agua del cuerpo está en
equilibrio. Para mantener este equilibrio, las personas sanas con un
funcionamiento normal de los riñones y que no transpiren excesivamente deben
beber al menos un litro de líquido al día.
Sin embargo,
se recomienda a los adultos sanos beber de 1,5 a 2 litros al día para
protegerse de la deshidratación y del desarrollo de cálculos renales.
Cuando el
cerebro y los riñones funcionan adecuadamente, el organismo puede afrontar
cambios extremos en el consumo del agua. Habitualmente se bebe lo suficiente
como para compensar un exceso de pérdida de agua y, de ese modo, mantener el
volumen sanguíneo y la concentración de las sales minerales disueltas
(electrolitos) en la sangre. Sin embargo, una persona puede deshidratarse si no
bebe la cantidad de agua suficiente para compensar la pérdida excesiva, como
sucede en caso de vómitos prolongados o diarrea intensa.
La cantidad
de agua presente en el organismo está estrechamente ligada a la cantidad de
electrolitos. La concentración de sodio en la sangre es un buen indicador de la
cantidad de agua existente en el organismo. El cuerpo trabaja para mantener el
nivel de agua total y, por tanto, para que el valor de sodio en la sangre sea
constante. Cuando éste es demasiado elevado, el cuerpo retiene agua para diluir
el exceso de sodio. Se siente sed y se produce menos orina. Cuando la
concentración de sodio desciende demasiado, los riñones excretan más agua para
restaurar el equilibrio de dicha concentración.
Artículo elaborado por la alumna de 1º de Dietética, Elena Rivado Franganillo