jueves, 20 de enero de 2022

 Participación de los alumnos del Ciclo Formativo de Dietética en el Proyecto del invernadero 

Como sabéis, en nuestro centro se ha implantado el Ciclo Formativo de Grado Superior de Dietética. En el módulo de Alimentación Equilibrada que imparto, le propuse a mis alumnos participar en este proyecto del invernadero aportando artículos que ellos elaborarían relacionados con el agua y a su vez con los contenidos que vamos viendo durante el curso en el módulo y también algunas curiosidades. Un ejemplo es el siguiente trabajo relacionado con el tema impartido de "Los procesos bioquímicos fundamentales de los principales nutrientes" donde aprendemos que: la cantidad de agua es diferente en función del tejido que se trate, cómo se distribuye en el cuerpo en los distintos compartimentos corporales, su metabolismo que, como leeremos en el artículo, al no necesitar ser digerida, simplemente se absorbe en el intestino y los mecanismos que utiliza el organismo para mantener un equilibrio hídrico. Espero que os guste, un saludo, Laura.

"ABSORCIÓN DEL AGUA EN EL CUERPO HUMANO"

El agua es absorbida principalmente por el intestino delgado, se distribuye en el cuerpo tras ser ingerida y aparece en la sangre tan solo 5 minutos después de su absorción, entra en el sistema vascular, va a los espacios intersticiales y es transportada a cada célula y absorbida por el tracto gastrointestinal. Se desecha por la orina que excretan los riñones (entre 500ml hasta varios litros de orina al día). Alrededor de 750ml de agua se pierden también cada día por evaporación, a través de la piel y los pulmones. La sudoración intensa, tal como sucede durante el ejercicio vigoroso o en los climas cálidos, puede aumentar notablemente el volumen perdido en la evaporación. Normalmente, se pierde poca agua por el aparato digestivo; sin embargo, puede perderse una cantidad igual o superior a 4 litros al día por vómitos prolongados o por una diarrea intensa.

Cuando el consumo de agua compensa la cantidad perdida, el agua del cuerpo está en equilibrio. Para mantener este equilibrio, las personas sanas con un funcionamiento normal de los riñones y que no transpiren excesivamente deben beber al menos un litro de líquido al día.

Sin embargo, se recomienda a los adultos sanos beber de 1,5 a 2 litros al día para protegerse de la deshidratación y del desarrollo de cálculos renales.

Cuando el cerebro y los riñones funcionan adecuadamente, el organismo puede afrontar cambios extremos en el consumo del agua. Habitualmente se bebe lo suficiente como para compensar un exceso de pérdida de agua y, de ese modo, mantener el volumen sanguíneo y la concentración de las sales minerales disueltas (electrolitos) en la sangre. Sin embargo, una persona puede deshidratarse si no bebe la cantidad de agua suficiente para compensar la pérdida excesiva, como sucede en caso de vómitos prolongados o diarrea intensa.

La cantidad de agua presente en el organismo está estrechamente ligada a la cantidad de electrolitos. La concentración de sodio en la sangre es un buen indicador de la cantidad de agua existente en el organismo. El cuerpo trabaja para mantener el nivel de agua total y, por tanto, para que el valor de sodio en la sangre sea constante. Cuando éste es demasiado elevado, el cuerpo retiene agua para diluir el exceso de sodio. Se siente sed y se produce menos orina. Cuando la concentración de sodio desciende demasiado, los riñones excretan más agua para restaurar el equilibrio de dicha concentración.

                                         Artículo elaborado por la alumna de 1º de Dietética, Elena Rivado Franganillo

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